Nueva Biblia Latinoamericana
Pero el ejército de los Caldeos persiguió al rey y alcanzó a Sedequías en los llanos de Jericó, y todo su ejército se dispersó de su lado. (Jeremiah 52:8)
Entonces capturaron al rey y lo trajeron al rey de Babilonia en Ribla en la tierra de Hamat, y allí él lo sentenció. (Jeremiah 52:9)
El rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedequías ante sus ojos y también degolló a todos los príncipes de Judá en Ribla. (Jeremiah 52:10)
Después sacó los ojos a Sedequías, y el rey de Babilonia lo ató con grillos de bronce y lo llevó a Babilonia y lo puso en prisión hasta el día de su muerte.
En el mes quinto, a los diez días del mes, siendo el año diecinueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, que estaba al servicio del rey de Babilonia. (Jeremiah 52:12)
Y quemó la casa del SEÑOR, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; prendió fuego a toda casa grande. (Jeremiah 52:13)
Y todo el ejército de los Caldeos que estaba con el capitán de la guardia derribó todas las murallas alrededor de Jerusalén. (Jeremiah 52:14)

Other publications related to "Jeremiah 52:11":

Dr. Roberto Miranda
From crisis to blessing
Learn from King Jehoshaphats example and seek the Lords guidance through prayer and fasting in times of crisis. Remember the things God has done and gather with your Christian community for support and unity.


Samuel Acevedo
Pride and ambition are two different things.
The story of King Uzziah in Second Chronicles 26 teaches us about the dangers of pride and ambition, and the importance of heeding warnings and being sensitive to Gods nudges. This article explores the consequences of Uzziahs pride, and the lessons we can learn from his story.


Jeremiah 52:11 - Cross Reference

Tú no escaparás de su mano, sino que ciertamente serás capturado y entregado en su mano. Tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y él te hablará cara a cara, y a Babilonia irás.'"' (Jeremiah 34:3)
Extenderé Mi red sobre él y quedará preso en Mi trampa. Lo llevaré a Babilonia, a la tierra de los Caldeos; pero no la verá, y morirá allí. (Ezekiel 12:13)