Cuando llegaron a su padre Jacob en la tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había sucedido:
(Genesis 42:29)El hombre, el señor de aquella tierra, nos habló duramente y nos tomó por espías del país.
(Genesis 42:30)Pero nosotros le dijimos: 'Somos hombres honrados, no somos espías.
(Genesis 42:31)Eramos doce hermanos, hijos de nuestro padre. Uno ya no existe, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán.'
Entonces el hombre, el señor de aquel país, nos dijo: 'Por esto sabré que son hombres honrados: dejen uno de sus hermanos conmigo y tomen grano para el hambre de sus casas, y márchense.
(Genesis 42:33)Pero tráiganme a su hermano menor para que yo sepa que ustedes no son espías, sino hombres honrados. Les devolveré a su hermano, y podrán comerciar en la tierra.'"
(Genesis 42:34)Cuando vaciaron sus sacos, el atado del dinero de cada uno estaba en su saco. Y al ver ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor.
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