Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó rey en Jerusalén en lugar de su padre. (2 Chronicles 36:1)
Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. (2 Chronicles 36:2)
Pero el rey de Egipto lo destituyó en Jerusalén, e impuso a la tierra una multa de 3.4 toneladas de plata y 34 kilos de oro. (2 Chronicles 36:3)
Y el rey de Egipto puso por rey sobre Judá y Jerusalén, a Eliaquim, hermano de Joacaz, y cambió su nombre por el de Joacim; pero a su hermano Joacaz, lo tomó Necao y lo llevó a Egipto.
Joacim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Pero hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR su Dios. (2 Chronicles 36:5)
Subió contra él Nabucodonosor, rey de Babilonia, y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia. (2 Chronicles 36:6)
Nabucodonosor también llevó algunos de los objetos de la casa del SEÑOR a Babilonia, y los puso en su templo en Babilonia. (2 Chronicles 36:7)

Other publications related to "2 Chronicles 36:4":

Dr. Roberto Miranda
From crisis to blessing
Learn from King Jehoshaphats example and seek the Lords guidance through prayer and fasting in times of crisis. Remember the things God has done and gather with your Christian community for support and unity.


Dr. Roberto Miranda
II Chronicles 29
The author discusses the importance of loving God passionately and prioritizing spiritual renewal for prosperity, using the example of King Hezekiah in II Chronicles 29.


2 Chronicles 36:4 - Cross Reference

Faraón Necao hizo rey a Eliaquim, hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y cambió su nombre por el de Joacim. Pero tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, y allí murió. (2 Kings 23:34)
Los hijos de Josías fueron Johanán el primogénito, y el segundo fue Joacim, el tercero Sedequías, el cuarto Salum. (1 Chronicles 3:15)
Cuando exaltó a uno de sus cachorros, Este se hizo león, Y aprendió a desgarrar su presa; Devoró hombres. (Ezekiel 19:3)
No lloren por el muerto ni hagan duelo por él, Lloren amargamente por el que se va cautivo , Porque jamás volverá Ni verá su tierra natal. (Jeremiah 22:10)