Entonces Asa sacó plata y oro de los tesoros de la casa del SEÑOR y de la casa del rey, y los envió a Ben Adad, rey de Aram, que habitaba en Damasco, diciéndole:
(2 Chronicles 16:2)
Haya alianza entre tú y yo, como hubo entre mi padre y tu padre. Mira, te he enviado plata y oro. Ve, rompe tu alianza con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí."
(2 Chronicles 16:3)
Y Ben Adad escuchó al rey Asa y envió a los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel, y conquistaron Ijón, Dan, Bel Maim y todas las ciudades de almacenaje de Neftalí.
(2 Chronicles 16:4)
Y cuando Baasa se enteró, dejó de fortificar Ramá, y abandonó su obra.
Entonces el rey Asa trajo a todo Judá, y se llevaron las piedras de Ramá y la madera con que Baasa la había estado edificando, y con ellas fortificó Geba y Mizpa.
(2 Chronicles 16:6)
En ese tiempo el vidente Hananí vino a Asa, rey de Judá, y le dijo: "Por cuanto te has apoyado en el rey de Aram y no te has apoyado en el SEÑOR tu Dios, por eso el ejército del rey de Aram ha escapado de tu mano.
(2 Chronicles 16:7)
¿No eran los Etíopes y los Libios un ejército numeroso con muchísimos carros y hombres de a caballo? Sin embargo, porque te apoyaste en el SEÑOR, El los entregó en tu mano.
(2 Chronicles 16:8)
