La unidad necesaria
Faustino de Jesús Zamora VargasHay un proverbio africano que dice: "La unión del rebaño obliga al león a acostarse con hambre". Es una ilustración que en cierta medida nos sienta bien. Aquel que anda como “león rugiente buscando a quien devorar” sigue dándose banquete en los propios predios que Cristo ganó con su sangre preciosa para que, lejos de ser devorados, tuviéramos una vida abundante. Cada día el mundo parece caminar más a la deriva y nosotros los cristianos andamos desunidos. Los reinos divididos terminan en fracasos. Cada organización cristiana, consciente o no, engorda su propia filosofía y rechaza o cuestiona a las demás. Lo cierto es que somos nosotros mismos quienes de muchas formas provocamos que se retarde más la extensión del Reino. Todos lo sabemos, pero pocos se atreven a abordar el tema desde la esencia de la perspectiva divina. Sin la unidad necesaria vamos a tardar demasiado tiempo en alcanzar al mundo perdido.
El arte de vencer se aprende en las derrotas, decía un prócer sudamericano; y el pueblo cristiano en todas las latitudes no debe dudar que la unidad es bíblica y aspiración de todos. Dios habla hoy exhortándonos a “esforzarnos por preservar la unidad del Espíritu” (Efesios 4:3), a edificar su iglesia con los dones impartidos por el Espíritu “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).