El Evangelio de la humildad
Faustino de Jesús Zamora VargasCuando el hombre desperdicia las oportunidades que Dios le da para establecer la paz, la guerra le puede coger por sorpresa y hasta puede ser inminente. Y las consecuencias pueden ser devastadoras. Este concepto no sólo es aplicable en el campo militar, sino también en la batalla espiritual que libramos los cristianos todos los días.
Oro por todos los hermanos que me comentan de sus deseos de comenzar a pelear la batalla de la fe predicando el evangelio de Jesucristo, de ponerse en la brecha y lanzarse a la conquista de las tinieblas para convertirlas en luz por el poder y el brillo de Cristo. Debemos ser hombres y mujeres de paz revestidos de un espíritu de soldados humildes, mansos como el Señor, pero con sólidos principios basados en la Palabra de Dios para enfrentar al enemigo. Jesús ya vistió con pieles nuestra desnudez cuando vinimos a sus brazos. Al trasladarnos a su reino de gloria compartimos con Él la esencia de su naturaleza, su deseo de que seamos uno en Él y con Él.