Luz y sombra en el uso de los dones
Dr. Roberto MirandaUn aspecto interesante de la personalidad humana consiste en que, muchas veces, nuestras fortalezas pueden también constituir nuestras debilidades. Todo creyente, sea líder o no, debe mantenerse consciente de esta curiosa ley de la naturaleza humana. Todo don tiene un lado luminoso, pero también tiene un aspecto sombrío.
La persona con un don evangelístico, por ejemplo—rebosando de entusiasmo, carisma, adrenalina e ideas creativas—tiene que cuidarse del lado oscuro de su dotación. Esa misma energía que le permite organizar campañas evangelísticas, hablar simpática y confiadamente a individuos o multitudes y emprender un viaje agotador tras otro, puede llevarlo a prometer más de lo que puede cumplir, a desarrollar una espiritualidad llana y superficial, o a sostener relaciones interpersonales carentes de profundidad.