El don de profecía
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En esta enseñanza, el pastor habla sobre el don de la profecía y cómo se debe administrar en la iglesia. Él define la profecía como la habilidad especial que Dios le da a miembros del cuerpo de Cristo para recibir y comunicar un mensaje inmediato de parte de Dios a un individuo, un grupo de personas o una iglesia para un propósito específico. La profecía puede ser para confrontación o edificación y consolación. El pastor también destaca la importancia de la consejería en la iglesia y cómo Dios está levantando dones de consejería en el siglo XXI.
La profecía es un don especial que Dios da a algunos miembros del cuerpo de Cristo para recibir y comunicar un mensaje inmediato de parte de Dios a un individuo, un grupo de personas o una iglesia para un propósito específico. La profecía existe porque Dios es un Dios que habla y quiere comunicarse con sus criaturas. La profecía suplementa la revelación general de Dios, pero es inferior a ella. Cualquier palabra profética debe estar de acuerdo con la palabra de Dios y debe ser discernida a través de la enseñanza bíblica. La profecía puede traer confrontación, edificación, consolación, dirección, instrucción o comisión. La palabra profética puede tomar tiempo para cumplirse, pero debemos protegerla, guardarla y buscar formas de desarrollarla.
La Biblia es la palabra de Dios y es la autoridad suprema. La profecía es inferior y debe ser juzgada a la luz de la palabra de Dios. La Biblia es una revelación universal para todos los tiempos, mientras que la profecía es específica para un tiempo y lugar. La Biblia es incuestionable, mientras que la profecía debe ser discernida y evaluada. La Biblia no contiene error, pero la profecía puede contener error. La profecía puede ser tanto declarar como predecir, y puede liberar en el tiempo y el espacio lo que Dios quiere que pase. El don de profecía existe para informar, aconsejar y advertir al pueblo de Dios y puede ser una ayuda para la evangelización. La profecía puede ser dañina si no se maneja con madurez y sobriedad.
La profecía puede ser una gran bendición pero también puede ser peligrosa y dañina si no se maneja con madurez y sobriedad. Esto puede ocurrir si la persona que cree tener el don profético en realidad no lo tiene o si tiene inestabilidad emocional. También puede ser dañina si se ejerce de forma desordenada y excesivamente, causando daño a visitantes, nuevos creyentes y a gente madura en la iglesia. Además, la profecía directiva puede llevar a decisiones dañinas si no se da con humildad y sencillez de corazón y se busca confirmación de parte de Dios. También es importante que los profetas se sujeten a la autoridad pastoral y se ceñan a la edificación y bendición del pueblo de Dios. Sin embargo, nunca se debe menospreciar la profecía y se debe examinar todo y retener lo bueno. Si se va a ejercer el don profético, se debe profetizar naturalmente, sujetarse al pastor, profetizar con humildad, someter la profecía al juicio de la gente y luego retirarse.
El don profético es un regalo de Dios, pero es importante utilizarlo con humildad y discernimiento. Se debe profetizar de manera sencilla y pastoral, buscando bendecir y levantar a los demás, y sometiendo la profecía al juicio de la gente. Es importante crecer en conocimiento bíblico y en madurez espiritual, y cultivar el fruto del Espíritu Santo. Se debe tener cuidado con el orgullo espiritual y discernir lo que es circunstancial de lo que es divino y espiritual. Se anima a los creyentes a ejercer su don profético con humildad y amor, y a buscar confirmación de parte de Dios. La soltura del don profético se declara sobre la iglesia y se pide más unción y revelación clara y cristalina.Palabra del Señor. Primera de Corintios, Capítulo 12, ya se lo saben de memoria, me imagino, ¿verdad? Ya ponen el dedo ahí con los ojos cerrados y bumm.. la Biblia se abre a Primera de Corintios, Capítulo 12.
Me ha tomado un poco más de tiempo de lo que anticipaba ir a través de este Capítulo pero es porque hay tanta sustancia, y tanto que aprender. Y yo creo que lo que estamos haciendo entre otras cosas es estableciendo los cimientos para el uso apropiado y la comprensión debida de los dones del Espíritu Santo, y cómo nuestra iglesia se ha de mover en ellos.