Bienaventurado aquél cuya transgresión ha sido perdonada
Jonatán Toledo(Audio: Español)
RESUMEN:
En el Salmo 32, el Rey David se dirige a Dios en un diálogo íntimo y agradecido tras haber experimentado el perdón de sus pecados. Este Salmo es considerado como un salmo penitencial, pero en realidad es un himno de acción de gracias. El Salmo 51 se relaciona con el Salmo 32, ya que en él David pide perdón por sus pecados. La bienaventuranza o bendición que David siente no está asociada con el bienestar material, sino con la certeza de que su vida está bajo el cuidado y protección de Dios. La verdadera bendición no se encuentra en cosas materiales, sino en la relación con Dios.
La verdadera bendición de Dios no se encuentra en las posesiones materiales, sino en el perdón de nuestros pecados. La historia de David y la referencia a los bienaventurados en la Biblia muestran que la bendición de Dios se encuentra en aquellos que se aferran a Él en cualquier circunstancia y reciben Su gracia y favor. La confesión de los pecados es necesaria para experimentar la paz y el perdón de Dios. Debemos recordar constantemente el perdón de Dios y ser agradecidos por ello.
En este sermón, se habla sobre la importancia de la confesión de los pecados y el arrepentimiento en la vida cristiana. Se utiliza el Salmo 32 como ejemplo, donde el Rey David reconoce su pecado y se arrepiente delante de Dios. Se enfatiza que la confesión no solo implica verbalizar el pecado, sino también comprometerse a no seguir pecando y buscar la ayuda de Dios para cambiar. También se menciona que no hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar, y se invita a aquellos que aún no han hecho una oración de fe para que lo hagan y comiencen su vida cristiana en comunidad.Vamos al Libro de los Salmos capítulo 32. Hoy quiero compartir con ustedes un Salmo que tiene mucho potencial de acercarnos un poquito más a Dios. La semana que viene nosotros vamos a estar celebrando el día de los padres aquí en Estados Unidos y quizás muchos ya se están preparando comprando cositas para papá, cosas así, pero yo creo que siempre es bueno tener en perspectiva que nuestro Padre celestial también necesita ser celebrado y reconocido en nuestras vidas y nuestras presencias, y hoy yo quiero hablar acerca de un Salmo donde el Rey David tiene un diálogo con Dios muy interesante que yo creo que nos muestra un poquito en cuanto a la relación muy íntima que él tenía con Dios.
Yo quiero que leamos ese Salmo, Salmos capítulo 32, ustedes pueden leerlo si lo buscan en su Biblia, pero dice la Palabra de Dios: “Bienaventurado aquél cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño; Mientras que ayer se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día porque de día y de noche se agravó sobre mí Tu mano, se volvió mi verdor en sequedades de verano; Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mis transgresiones a Jehová y Tú perdonaste la maldad de mi pecado, por eso orará a Ti todo santo en el tiempo en que puedes ser hallado. Ciertamente en la inundación de muchas aguas, no llegarán estas a él; Tú eres mi refugio, me guardas de la angustia, con cánticos de liberación me rodearás; Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos;”