Señor - mirame, reconoceme y usame!
Dr. Roberto Miranda
(Audio: Español)
RESUMEN: El capítulo 9 de Hechos cuenta la conversión de Saulo y cómo Dios le da un nuevo destino, nombre y profesión. La iglesia León de Judá entiende su llamado como un pueblo guerrero para declarar la liberación de los cautivos y la liberación de la ciudad, región y nación. La liberación de un individuo o ciudad no se da sin confrontación de poder y se debe hacer guerra espiritual persistente. Dios quiere restaurar vidas y liberar instituciones y ciudades. El pueblo de Dios debe clamar a Dios para que libere a su iglesia de la opresión y la tibieza espiritual.
En este sermón, el pastor habla sobre cómo Dios escuchó el gemido de los hijos de Israel en Egipto y los reconoció como su pueblo. Él enfatiza la importancia de gemir y clamar a Dios en este tiempo de opresión y oscuridad en la iglesia y en la sociedad en general. También menciona que, como Moisés, Dios ha puesto a su pueblo en el centro de la maldad para ser un pueblo libertador y cumplir con su propósito eterno y santo. Aunque Moisés se sintió inadecuado para la tarea que Dios le había encomendado, Dios le aseguró que estaría con él. El pastor anima a su audiencia a creer en el llamado de Dios y a consagrar sus vidas a él para ser capacitados y usados por él.
El pastor habla sobre cómo Dios llamó a Moisés para liberar al pueblo judío de la esclavitud en Egipto y cómo Moisés inicialmente dudó de su llamado. Sin embargo, Dios le dio una señal de que estaba con él y prometió que lo ayudaría a liberar a su pueblo. El pastor también habla sobre cómo Dios quiere que la gente lo adore y cómo tenemos que declarar su señorío a los poderes del diablo. Finalmente, el pastor dice que Dios tiene bendiciones para su pueblo, pero primero hay que luchar contra las fuerzas de las tinieblas para liberar a las almas que Dios ha destinado. El pastor anima a su congregación a tomar armas espirituales y a luchar en la guerra espiritual.
En este sermón, el pastor habla sobre cómo Dios escuchó el gemido de los hijos de Israel en Egipto y los reconoció como su pueblo. Él enfatiza la importancia de gemir y clamar a Dios en este tiempo de opresión y oscuridad en la iglesia y en la sociedad en general. También menciona que, como Moisés, Dios ha puesto a su pueblo en el centro de la maldad para ser un pueblo libertador y cumplir con su propósito eterno y santo. Aunque Moisés se sintió inadecuado para la tarea que Dios le había encomendado, Dios le aseguró que estaría con él. El pastor anima a su audiencia a creer en el llamado de Dios y a consagrar sus vidas a él para ser capacitados y usados por él.
El pastor habla sobre cómo Dios llamó a Moisés para liberar al pueblo judío de la esclavitud en Egipto y cómo Moisés inicialmente dudó de su llamado. Sin embargo, Dios le dio una señal de que estaba con él y prometió que lo ayudaría a liberar a su pueblo. El pastor también habla sobre cómo Dios quiere que la gente lo adore y cómo tenemos que declarar su señorío a los poderes del diablo. Finalmente, el pastor dice que Dios tiene bendiciones para su pueblo, pero primero hay que luchar contra las fuerzas de las tinieblas para liberar a las almas que Dios ha destinado. El pastor anima a su congregación a tomar armas espirituales y a luchar en la guerra espiritual.
Esta mañana, el capítulo que nos tocó fue el capítulo 9 donde Saulo es tumbado de su caballo, se convierte al Señor y Dios le da un nuevo destino, un nuevo nombre, una nueva profesión. Pero mientras nosotros estábamos aquí adorando al Señor y declarando la liberación de los cautivos y declarando la liberación de esta ciudad, de esta región, de esta nación, y entendiendo que Dios nos ha llamado, hermanos, a ser un pueblo guerrero. Por eso nosotros tenemos el nombre de congregación León de Judá, porque Dios tiene un destino.
Ese nombre se lo dio el Señor a esta iglesia. No es que nosotros decidimos, oh, que bonito sería llamarla congregación León de Judá. No, nosotros nos llamábamos, Iglesia Bautista Central. Dios me dio ese sueño del león de la tribu de Judá ejerciendo su autoridad y sus señorío sobre poderes demoníacos que se posaban y ejercían su influencia sobre esta ciudad y Dios puso en mi corazón que así como Saulo fue llamado Pablo, así como Abran fue llamado Abraham, así como Sarai fue llamada Sara, así como Mara fue llamada Noemí, así como Jacob fue llamado Israel, que nosotros llamáramos congregación León de Judá y en ese nombre hay nombre hay mucho, mucho empacado, mucho ADN profético, empacado en ese nombre.
Ese nombre se lo dio el Señor a esta iglesia. No es que nosotros decidimos, oh, que bonito sería llamarla congregación León de Judá. No, nosotros nos llamábamos, Iglesia Bautista Central. Dios me dio ese sueño del león de la tribu de Judá ejerciendo su autoridad y sus señorío sobre poderes demoníacos que se posaban y ejercían su influencia sobre esta ciudad y Dios puso en mi corazón que así como Saulo fue llamado Pablo, así como Abran fue llamado Abraham, así como Sarai fue llamada Sara, así como Mara fue llamada Noemí, así como Jacob fue llamado Israel, que nosotros llamáramos congregación León de Judá y en ese nombre hay nombre hay mucho, mucho empacado, mucho ADN profético, empacado en ese nombre.
